Este verano estuve en Navarra de vacaciones visitando a mi familia. Fue la oportunidad de conocer y entrevistar al periodista navarro Gabriel González Ortiz sobre el tratamiento informativo del suicidio. De saber qué se hace actualmente y cómo podemos mejorar. Gabriel, además de periodista especializado en información judicial en Diario de Navarra, es miembro de la Comisión Interinstitucional para la Prevención de las Conductas Suicidas del Gobierno de Navarra desde 2014 y autor del libro Hablemos del suicidio. Hace unos meses, explorando cómo se trata el suicidio en los medios hoy, descubrí su libro, y compartí con él el proyecto La niña amarilla. Estoy agradecida por su amabilidad al atenderme y concederme esta entrevista, y por su aportación tan importante al ámbito de los medios de comunicación. Su obra abre un camino riguroso hacia el que los y las profesionales del periodismo y la comunicación podemos dirigirnos para hablar por fin del suicidio y hacerlo bien. Porque si no lo hacemos estamos perdiendo la oportunidad de ser un agente más de prevención del suicidio en la sociedad. Y los necesitamos a todos unidos. Urge desaprender lo aprendido en las universidades de Periodismo y Comunicación Audiovisual hasta ahora y formarnos para comunicar el suicidio y hacerlo lo mejor posible. Es un placer cruzarme con profesionales como Gabriel por este camino y poder seguir aprendiendo.
¿En qué momento sentiste que era necesario hacer un cambio de paradigma para que se empezara a hablar del suicidio en prensa?
Cuando entré en la Comisión para la Prevención de las Conductas Suicidas del Gobierno de Navarra yo no sabía nada acerca del suicidio. Nada. Tenía la idea que nos inculcaban a los periodistas de que no había que hablar del suicidio porque podíamos provocar un efecto contagio. Por eso me sorprendió tanto, al entrar en contacto con profesionales de la Salud, del Teléfono de la Esperanza, de Bienestar Social, Policía Foral, Educación… escuchar que reclamaran a los medios que habláramos de esto, que rompiéramos el tabú.
Descubrí esta necesidad y, al mismo tiempo, las carencias con las que contábamos en la profesión. No se nos ha formado para tratar este tema, tan complejo y delicado. Y fruto de mi experiencia en el periódico y a todo lo que fui aprendiendo de los profesionales de la comisión, muy concienciados, empecé a pensar en cómo podíamos sumarnos los medios como un agente más en la prevención del suicidio.
¿Cómo se trata el suicidio en el Diario de Navarra?, ¿qué es lo más difícil para un/a periodista a la hora de dar la noticia?
Cada vez tratamos más de hablar del suicidio como un fenómeno, como un problema de salud pública del que hay que hablar, difundiendo las cifras, dando voz a los expertos, a los supervivientes… Así se empieza a romper el tabú y el estigma. Sobre los casos concretos, casi el 100 % de los suicidios, que por desgracia se siguen produciendo a diario, no deberían ser noticia, creo que pertenecen al ámbito privado. Pero si alguno tiene interés público (porque la persona es pública, porque ha tenido afección en la esfera pública o si alguna de las posibles causas es alguna problemática social) intento aplicar la regla de las 3R. Es decir, el rigor, tenemos que contrastar todo lo que decimos con fuentes autorizadas. El respeto, hay mucho dolor en torno a un suicidio y podemos invadir el derecho a la intimidad. Y la responsabilidad, si cometemos errores o excesos, si corremos el riesgo de provocar un efecto contagio.
¿Qué te ha parecido el Manual de Sanidad sobre el suicidio para periodistas recientemente publicado? ¿Cuál es el siguiente paso?
El paso dado por Sanidad me parece importantísimo, por el mensaje y por venir avalado por grandes profesionales de distintos ámbitos, lo que refleja la importancia de la colaboración. Refuerza la postura que muchos defendemos desde hace años, que hay que hablar, y que hay que hablar bien. El siguiente paso es darle mayor difusión, visibilidad y llevarlo a la práctica. El contexto de aparecer en los informativos durante una pandemia no le ha ayudado precisamente. También sería deseable, además de tratar con corrección los casos de suicidio, abordar con más intensidad este problema. Por otro lado, que desde la administración y otros ámbitos de la prevención se generen contenidos y se promueva un abordaje más intenso del suicidio desde los medios.
¿Qué acciones crees adecuadas en el resto de medios de comunicación para mejorar el tratamiento que hacen del suicidio? ¿Qué medidas son las más urgentes a día de hoy y a nivel nacional?
Hay que estimular los buenos tratamientos de los medios de comunicación. Hay que involucrar a todos los medios de comunicación, facultades, colegios de periodistas, a todos los profesionales que trabajan en la prevención del suicidio…
Si se conciencia a todos estos profesionales de que es vital hablar del suicidio en los medios, formándoles e impulsándoles a hacerlo de manera sostenida, el mensaje puede ir calando en la sociedad. Los medios de comunicación somos un potente agente de transformación social, y la prevención del suicidio requiere un cambio en la conversación pública en torno al suicidio. Es fundamental que deje de ser un tema silenciado, del que no se quiere hablar, y que incluso produce cierto ‘yuyu’. La fase de si hay que hablar o no hay que hablar ya ha pasado. Ahora hay que hacerlo y con mucho más ahínco, de una manera más comprometida.
¿Sabes cómo ha evolucionado la enseñanza del suicidio en las universidades de Periodismo navarras?
He participado en seminarios en la Universidad de Navarra, con profesores y alumnos durante estos años, y poco a poco va calando la idea de que hay que hablar de este tema. Es muy importante que se hable de esto en las facultades de Comunicación y también en las de Psicología, en las de Medicina… Estos futuros profesionales tienen que saber que hay que hablar de este tema y cómo hacerlo. Un paso importantísimo lo ha dado la Universidad del País Vasco, que este curso estrena el primer máster presencial en prevención del suicidio. Ojalá otras universidades sigan por esta senda. Y no solo en Periodismo, en los ámbitos de la salud y la educación, por ejemplo, sería muy importante la formación acerca del suicidio.
Habéis conseguido que exista una Mesa de Trabajo entre MMCC, asociaciones, instituciones y profesionales en Navarra, ¿cómo funciona?
Esta comisión fue pionera por ser interdisciplinar y englobó a profesionales de distintos ámbitos. Hoy esto se hace ya en otras comunidades y es el camino a seguir. Nosotros nos reunimos cada cierto tiempo, exponemos cómo se puede mejorar en nuestro ámbito, intercambiamos pareceres e identificamos fortalezas y debilidades. Ahora estamos revisando el protocolo.
¿Qué has aprendido profesional y personalmente en estos años de trabajo en prevención del suicidio?
Ha sido muy enriquecedor. Como profesional es un reto participar junto a otros grandes profesionales en el cambio de paradigma acerca del tratamiento informativo del suicidio. Quizá sea el único gran tema de la humanidad que, hasta hace poco, los medios de comunicación no habíamos abordado. Y, personalmente, me ha permitido conocer a enormes profesionales con un compromiso extraordinario y a muchos supervivientes. Supervivientes que han perdido a alguien por suicidio y de los que he aprendido muchísimas cosas sobre el valor de la vida. Para mí son un ejemplo vital y por eso los considero como uno de los pilares de la prevención del suicidio.
¿Cómo ves el tratamiento informativo del suicidio en el 2040?
Creo firmemente, y no es solo un deseo, sino que los cambios que he visto en los dos últimos años me hacen ser optimista, que en veinte años recordaremos esta época como aquella en la que empezó a cambiar todo. Pienso esto, al igual que hoy recordamos que hace veinte años los medios de comunicación españoles comenzaron a abordar esta problemática. En este tiempo han aprendido a cómo tratarla y han jugado un papel importantísimo en la visibilización del problema y en la concienciación de la población.
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